Mtra. Karime Athie Ortíz
El 17 de octubre del presente año, se conmemoran los 70 años del sufragio femenino; tiempo en el cual las mujeres han recorrido un largo camino hacia la equidad y la igualdad en todas sus formas; hacer valer nuestros derechos no ha sido fácil, la lucha de las mujeres antepasadas dejó un gran legado en la historia de México.
Los movimientos sociales como generadores de cambios sustanciales han provocado el reconcomiendo de diversos derechos de las mujeres, como el de votar y ser votadas, hechos que datan de un periodo comprendido entre 1916 – 1922, en el cual estados como Chiapas, Tabasco y Yucatán iniciaron el reconocimiento jurídico de este derecho.
Posteriormente en el año de 1937 se propuso una Iniciativa para reformar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos para que las mujeres pudieran votar y ser votadas para cargos de elección popular, sin embargo, a pesar de haber sido aprobada por ambas cámaras, nunca se realizó la declaratoria de reforma constitucional.
Tuvieron que pasar siete años para que, en 1953, durante la presidencia de Adolfo Ruiz Cortines, se publicara en el Diario Oficial de la Federación el decreto a las reformas constitucionales que hoy permiten que las mujeres a nivel nacional, podamos votar y ser votadas.
Tiempo después, se postularon Aurora Jiménez de Palacios como diputada federal por el Estado de Baja California, María Lavalle Urbina por Campeche y Alicia Arellano Tapia por Sonora, abriendo espacios para que otras mujeres pudieran ocupar estos escaños.
Como parte de este andamiaje legislativo es imprescindible mencionar la reforma constitucional en materia de paridad de género, publicada el 31 de enero de 2014, la cual ha permitido garantizar igual número de mujeres y hombres en las candidaturas para la Cámara de Diputados y de Senadores.
Durante este tiempo se han registrado diversas acciones que simulan el cumplimiento de lo que establece la Ley en términos de paridad a través de las “cuotas de género”; un caso significativo es el de las famosas “Manuelitas” en el Estado de Chiapas, en el cual, legisladoras renunciaron a su cargo para ser ocupado por sus suplentes hombres.
Avanzar en la paridad en las cámaras de diputados y senadores ha sido un gran avance, sin embargo, aún existen diversas acciones que se contraponen y obstaculizan el poder garantizar en su totalidad este derecho.
La asignación inequitativa de presupuesto para las candidaturas de mujeres, el tiempo para pautar en radio y televisión, la violencia política en razón de género al interior y exterior de los partidos políticos, son solo algunos factores que coartan el derecho genuino de participar para cargos de elección popular bajo las mismas condiciones y reglas que los hombres.
A lo largo de la historia de México únicamente 10 mujeres han llegado a ser gobernadoras de los estados de Tlaxcala, Colima, Yucatán, Zacatecas, Puebla, Sonora, Ciudad de México y recientemente el Estado de México.
Actualmente existen dos posibles candidatas para contender por la presidencia de la República, lo cual indudablemente es un hecho histórico que refrenda el derecho de poder participar libremente en cualquier contienda electoral por el más alto puesto.
Hoy a 70 años del derecho legítimo de las mujeres de votar y ser votadas, es necesario reflexionar sobre los hechos históricos y panorama actual en el que las mujeres nos encontramos en materia político – electoral, de la autonomía de las autoridades electorales, tribunales y organismos encargados y facultados en esta materia.
Es imperativo hacer un balance rumbo a las próximas elecciones de 2024, en el que muchas mujeres estarán participando para un cargo de elección popular; las condiciones para competir deberán de ser de absoluta legalidad paridad, igualdad y libres de violencia política por razón de género.
¡Es tiempo de mujeres y es tiempo de hacerlo valer!