Silvino Vergara Nava
“Menos impuestos y más desregulación
implican más libertad para las
grandes empresas que están
arruinando a los granjeros y campesinos
empobrecidos; menos intervención
estatal significa menos ayuda
federal para los
pequeños empresarios agrícolas.”
Slovan Zizek
Si nos ponemos a contabilizar, cuantas empresas mexicanas, llámese industrias, talleres, maquiladoras, pequeños negocios que se dedicaban a producir alguna mercancía, insumo, materia prima, etc., cerraron en los últimos seis años, no por la pandemia, ni por la competencia de las grandes empresas monopólicas, sino simplemente por el contrabando de productos provenientes de Asia, llámese productos chinos, que se han dedicado a reventar la producción nacional y a miles de negocios, es impresionante el número, la consecuencia de esta gran permisión de importar a diestra y siniestra estos productos, se debe a que no se hizo absolutamente nada respecto al combate al contrabando.
Para sacar las cifras de las empresas que han cerrado por esta razón, es suficiente acudir al propio SAT, para verificar cuantas empresas están liquidadas o bien, en suspensión de actividades. Acudir a las oficinas de las cámaras empresariales para constatar que se han adelgazado esas organizaciones es otra forma de constar lo que está sucediendo, pero lo que ha aumentado estrepitosamente son las empresas importadoras “de lo que sea”, provenientes de China, todo porque no hay persecución de estos productos de procedencia extranjera, menos aun, la voluntad de la protección a la producción nacional, la respuesta es sencilla, la paralización de la economía de la transformación en México, el desempleo en ese sector, cosa que no fue de importancia en la administración pública federal anterior, porque el objetivo principal no era fomentar el empleo, crear fuentes de trabajo, promover y capacitar más empleados, sino simplemente, era crear consumidores, aunque la creación de los consumidores sea de forma “artificial”, como está siendo a través de la constitución de las pensiones de todo tipo.
Así, el contrabando hizo lo que quiso en los últimos seis años en México, la consecuencia, ya esta en el horizonte cercano, se trata de la reacción del próximo presidente de los Estados Unidos de América y, sorprendentemente, el que reclama es un extranjero, no el empresariado mexicano afectado y alicaído, sino desde el exterior, se pone el grito en el cielo asumiendo que México es quien permite que entre al continente americano, un sinnúmero de productos chinos.
Y es que, las políticas públicas que se implementaron para verificar la legal estancia de la mercancía de procedencia extranjera fue todo un fracaso. Las autoridades que debían de controlar la entrada de la mercancía en México son las aduanas, pero hay que recordar que estas se fueron militarizando, hasta que se deslindaron del SAT y en el año de 2022, se creó la agencia nacional de aduanas de México, a cargo, a decir de los informes oficiales de personal de la marina, la respuesta es clara, por más capacitados y honrados que sean los marinos, el problema no es de nada más de honradez, es de conocimiento y experiencia, sobre un tema sumamente técnico, como lo es el comercio exterior, aranceles, restricciones y regulaciones no arancelarias, certificaciones de las empresas de exportación, regimenes aduanales, etc., no es nada sencillo conocer sobre ese tema, se necesita de mucho tiempo de experiencia para saber que está sucediendo en las aduanas. Es una materia tan técnica que, se puede importar una jirafa y, pasar alegremente por la aduana y, la autoridad aduanera, no se entera de que tipo de mercancía se importó.
Pero eso no es todo, el otro problema es que, se creó esa agencia nacional de aduanas jurídicamente muy mal constituida, la consecuencia es evidente, ya hay sentencias de los tribunales que determinan la inconstitucionalidad de dicha autoridad aduanera y de paso, de todas sus actuaciones, es más, no es de extrañarse que, en las revisiones que se hicieron en la ciudad de México últimamente a productos chinos, no haya acudido personal de la aduana, pues en los medios de comunicación no se hace mención de la intervención de la aduana, porque de haber intervenido en ese procedimiento de revisión de mercancías de procedencia extranjera provocaría una clara inconstitucionalidad de esas acciones.
Sin embargo, las penas no acaban allí, al SAT se le amarraron las manos para perseguir este contrabando, al quitar el control de las aduanas, al personal experimentado y capacitado y de paso, la administración general de comercio exterior perteneciente al SAT, se puso a revisar impuestos internos y se olvido de hacer revisiones de comercio exterior, al grado de que en los últimos tiempos realizó una serie de revisiones a contribuyentes sobre el correcto cumplimiento del impuesto sobre la renta, o bien, revocando sellos digitales, cuando su objetivo de esta autoridad es muy diverso al que está realizando actualmente, que no es más que entretener a su personal en funciones, que no les corresponden, menos aun es del conocimiento de ellos, pero la consecuencia fue que quebraron empresas mexicanas revisando lo que no saben revisar, y dejando la función de revisar mercancías de procedencia extranjera a las autoridades fiscales de los Estados que son aun menos competentes que el personal de las actuales aduanas y se dedicaron a revisar mercancía de procedencia extranjera, cuando es función exclusiva de la federación, y lo que sucedió es que, muchas de sus revisiones fueron simplemente usadas como revanchas políticas.
En fin, la reacción ya se dio simbólicamente en el centro histórico de la ciudad de México con las revisiones de mercancías de procedencia extranjera, pero esto no soluciona nada, el problema como muchos de los que hay en el país, es de fondo y estructural, que es lo que no se han dedicado a resolver tampoco, en los últimos seis años. (Web: parmenasradio.org)