¿Progreso o exclusión? El dilema de la gentrificación | Paréntesis Legal

Brenda Magaña Díaz

Mirna Molina Alonso

 

El debate en torno a la gentrificación es complejo y polarizante. Sus defensores argumentan que revitaliza los espacios urbanos, mejora la infraestructura y genera empleo. En efecto, algunas colonias que han experimentado este proceso cuentan hoy con mayor seguridad, mejores servicios y una oferta cultural más atractiva. Sin embargo, esta transformación tiene un costo social significativo: el desplazamiento de los habitantes originales, quienes, ante el encarecimiento de la vivienda, se ven obligados a mudarse a zonas periféricas, lejos de sus trabajos, escuelas y redes de apoyo. Esta migración forzada no solo cambia el rostro de la ciudad, sino que también desarraiga a quienes han construido su identidad en esas comunidades.

¿Qué es la gentrificación?

El término “gentrificación” proviene del inglés gentrification, derivado de gentry, que significa “alta burguesía”. Hace referencia al proceso en el que personas de mayor poder adquisitivo se instalan en barrios tradicionalmente habitados por sectores de menores ingresos, provocando un aumento en los costos de vida y el desplazamiento de los residentes originales.[1]

Aunque es un fenómeno global y antiguo, en América Latina adopta matices propios, influenciados por factores económicos y políticos. Ejemplos como la remodelación del Centro Histórico de la Ciudad de México o la reorganización urbana en Río de Janeiro con motivo de eventos deportivos en 2014 y 2016, evidencian cómo las dinámicas de la gentrificación pueden estar ligadas a intereses gubernamentales y privados.

En este contexto, ONU-Hábitat define la gentrificación como “un proceso de renovación y reconstrucción urbana que va acompañado de la llegada de personas de clase media o alta, desplazando a menudo a los habitantes más pobres de las áreas intervenidas”.[2]

Un fenómeno inevitable, pero no incontrolable

La globalización ha acelerado estos procesos, y el cambio en las ciudades es, en muchos casos, inevitable. Sin embargo, la transformación urbana no debe darse a costa del desalojo forzado de quienes han vivido en estas comunidades por generaciones. Es posible impulsar el desarrollo sin excluir, promoviendo políticas públicas que garanticen acceso a vivienda digna y regulaciones que eviten el desplazamiento involuntario.

En síntesis, la gentrificación es un fenómeno que refleja tensiones sociales, económicas y culturales en las ciudades. Comprenderlo en su complejidad es fundamental para diseñar soluciones que equilibren la modernización con el derecho a la vivienda y la permanencia de las comunidades.

Por lo tanto, si te interesa profundizar en los aspectos jurídicos de la gentrificación, te invito a leer el artículo “Gentrificación: derechos y desafíos legales”, incluido en el libro Retos y propuestas innovadoras en las prácticas jurídicas: una nueva perspectiva, publicado por la Barra Mexicana de Abogados. En él, exploramos casos específicos, datos concretos y posibles soluciones para garantizar un crecimiento urbano más inclusivo. Porque el progreso no debería significar exclusión.

 

[1] Siou, H., Blanck, J. (2011). Gentrificación: un fenómeno urbano complejo y su uso por las autoridades públicas. Ciudades, territorios y gobernanza. https://www.citego.org/bdffiche-document-1733es.html#iref:note

[2] ONU-Hábitat. (s.f.). El fenómeno de la gentrificación. ONU-Hábitat.https://onu-habitat.org/index.php/el-fenomeno-de-la-gentrificacion