Karime Athie Ortiz
En muchos países del mundo la licencia de luto o defunción está aprobada como parte de la protección social para las personas trabajadoras y en observancia con los derechos humanos.
Entre los países que la incluyen se encuentran España, Francia, Portugal, Italia, Canadá, Reino Unido, Nueva Zelanda, Ecuador, Chile, entre otros.
En algunos países como España se otorgan 2 días hábiles por fallecimiento de familiares hasta segundo grado; en Portugal se otorgan 5 días si es por el cónyuge, padres, hijas, hijos y 2 días en caso de abuelos o hermanos; mientras que en Chile la ley dispone 7 días por fallecimiento de hija, hijo o cónyuge, y 3 días por padres o hermanos.
En México la Ley Federal del Trabajo (LFT) no contempla una licencia en caso de luto o defunción, sin embargo, el patrón puede incluirla dentro de un contrato colectivo de trabajo o contrato individual de trabajo, incluso otorgarla discrecionalmente.
En 2023, de acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), se registraron 821, 4442 defunciones en el país, en este contexto, un porcentaje alto de personas reportó tener afectaciones en su salud mental y emocional, como ansiedad, depresión, problemas de sueño y rendimiento en la vida cotidiana, derivado del fallecimiento de algún familiar.
Recientemente el 25 de febrero del presente año, la diputada Ivonne Ortega Pacheco, presentó una iniciativa que adiciona el artículo 132 de la LFT, con la finalidad de “otorgar permiso por luto, de hasta cinco días laborales, a las y los trabajadores por muerte de madres, padres, hijas, hijos, hermanos o cónyuge, así como de tres días cuando se trate de sus abuelos maternos o paternos, o madre y padre del cónyuge, con goce de sueldo”.
Desde la sociedad civil, en coordinación con el sector privado, a través de un parlamento abierto, es importante impulsar con las y los legisladores una reforma a la LFT para otorgar este tipo de licencia con goce de sueldo, tanto por un sentido humano y ético, como para garantizar los derechos humanos en materia laboral para todas las personas.
Es fundamental considerar como parte de la reforma, los casos de perdidas gestacionales que son sumamente doloroso y dejan huellas muy profundas, siendo comúnmente invisibilizados por el entorno social.
El duelo por perdida gestacional se suele vivir en silencio, con una gran carga física y emocional que puede provocar ansiedad severa, depresión, aislamiento social, estrés postraumático, aunado a que en muchos casos el patrón no otorga el permiso para ausentarse laboralmente, lo que impide una adecuada recuperación integral.
Es esencial reconocer el duelo gestacional como un avance en el camino hacia la igualdad de género y la disminución de violencias laborales e institucionales contra las mujeres.
Por otra parte, el contexto actual sobre los seres sintientes y las familias multiespecies, obliga a abordar este tema desde una visión más amplia que permita considerar también las licencias laborales en caso del fallecimiento de cualquier animal de compañía.
El vínculo y conexión emocional que las personas frecuentemente establecen con los animales de compañía es tan fuerte que, en caso de fallecimiento, las y los dueños han reportado vivir un duelo intenso, depresión severa y ansiedad.
El derecho al duelo en nuestro país no se encuentra explícitamente en ninguna legislación, sin embargo, indirectamente la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos reconoce diversos derechos fundamentales, así como la Ley General de Salud.
Para legislar sobre las licencias o permisos laborales con goce de sueldo en caso de fallecimiento, es vital reconocer el derecho de las personas al duelo, así como, la importancia de garantizar y proteger la salud física y emocional.
La reforma debe brindar certeza jurídica tanto para el patrón como para los trabajadores, delimitando con claridad cada uno de los requisitos y supuestos para que dicha licencia sea otorgada.
La aprobación de la licencia es un acto de justicia social que permitirá caminar hacia entornos laborales con un alto sentido humano, ético y profesional, fortaleciendo la equidad y garantizando condiciones justas para todas las personas.