Democracia Transformadora[1]
La democracia representativa antes del 10 de junio de 2011
Dr. Ángel Durán Pérez
Del siglo XVI al XVIII, concluye el periodo absolutista[2] y emerge el liberalismo y como consecuencia la democracia representativa, (Fernández 2019, 75) ésta, emerge como el anhelo más preciado de las multitudes que habían sido abusados por las leyes de los reinados en contra de sus súbditos. Por más de cien años, se desarrolló y empoderó a la sociedad en un ambiente de libertad, se dispersó como forma de gobierno por casi todo el mundo.
Sin embargo, la democracia que, como forma de gobierno adoptada por las sociedades emancipadas de los reinados, tuvo un inicio esperanzador, debido a que se sentían seguros, ya que ellos mismos nombrarían a sus representantes a través de mecanismos de elección libre; entonces, tenían la libertad de escogerlo y darle ese poder de representación popular.
Por eso, el surgimiento de las democracias emergió del anhelo más preciado que tenían las multitudes para sentirse libres y como no era posible que todos gobernaran, surgieron modelos de representación, en donde, solamente unos cuantos, pero escogidos por el pueblo, harían lo que a éste les convenía.
Ahí surge el gobierno representativo, un sistema que empezó bien, pero como todos los sistemas, con el tiempo, se fue aplicando de manera incorrecta y empezó a generar condiciones adversas a sus fines[3], mismas que hasta hoy, las democracias representativas están en crisis, la sociedad no confía en ellas, ni en sus representantes, aunque se intentó en diferentes países, crear instituciones, donde la sociedad pudiera participar, como: la consulta popular, la iniciativa de ley y revocación de mandato, entre otros.
Sin embargo, todos éstos, provienen de un diseño, en donde previamente tienen que ser autorizados por sus representantes, pero, al desconfiar de ellos, todas estas instituciones han fracasado y la sociedad sigue alejándose cada vez más de la democracia representativa.
La causa principal de que la democracia representativa entró en crisis, es debido a que, la sociedad otorgó ilimitadamente el poder a sus representantes y no cuidó que éstos, le rindieran cuentas y poco a poco se fueron empoderando y empezaron generando grupos, cuyos intereses protegían más a esas instituciones políticas, que a los intereses de la sociedad y entonces, la democracia representativa, fue eliminando poco a poco, la participación de la sociedad en sus decisiones y se empezó a resquebrajarse; aunado a ello, la sociedad la descuidó, ahora sus efectos son, precisamente la descomposición de la representación democrática.
Para eficientar a la democracia, es de vital importancia, encontrar las causas que la mantienen débil y erradicar esas debilidades a través de medidas de no repetición; lo anterior con la finalidad de actualizar a la democracia representativa, bajo una visión eficientista como sistema de poder social, cuyo génesis, es la reconstrucción de su esencia como democracia representativa.
Introduciendo un efecto teleológico de desarrollo progresivo sobre el desenvolvimiento de esta institución a fin de consolidarla, pero también, ir adecuándola a los cambios sociales, tal y como se van transformando los más elevados valores del comportamiento humano y por supuesto, que esa democracia representativa, debe desarrollarse bajo un principio de progresividad social, pues “ninguna acción social debe aplicarse, si no tiene como fin el progreso natural y eficiente en el desarrollo libre del ser humano” cuyo origen es el principialismo como inicio y la meta es que la sociedad tenga el control en el resultado de la democracia participativa, que nunca debe delegar, so pena de convertirse en víctima por su desatención en las tareas que naturalmente le corresponden.
La democracia representativa, es una institución que debió resurgir con nuevos elementos para su reflexión a partir de la conclusión de la Segunda Guerra Mundial, pero no fue así.
En México, la señal característica de este cambio, nace positivizada a partir de la reforma constitucional de derechos humanos el 10 de junio de 2011, en este momento, la institución de democracia representativa, tiene que entenderse bajo una concepción eficientista, impregnada de contenido principialista y con el énfasis a ser resguardada únicamente por la sociedad libre y respetuosa de la dignidad humana.
En este sentido, podríamos decir, que la democracia representativa del siglo XXI, se caracteriza por un poder de representación que emerge de la voluntad libre e informada de la sociedad y cuyos representantes, que sean designados por ella misma, deben de contar con ciertos atributos y características personales y profesionales, donde garanticen, que su tarea es proteger “el deber ser” de la sociedad, el garantizar los principios y valores morales que beneficien a la colectividad social, además de, tener conocimientos técnicos para desempeñar esa representación democrática y también demostrar méritos y capacidades, para llevar a cabo correctamente esa representación.
Sin estas características, el representante social no podría serlo, por eso es que, la representación política, no puede ser cualquier persona y no debe ser nombrado de manera discrecional, sino que, como condición para ser representante, se necesita cumplir con estas características.
Como segunda condición, para serlo, es que, independientemente de demostrar estos atributos, también tiene que caracterizarse por tener conocimientos amplios sobre la capacidad para poder controlar y garantizar los derechos humanos que le corresponden a la sociedad.
Así las cosas, es que la democracia representativa antes de junio de 2010, era más ortodoxa, más apegada al principio de legalidad, pero esa etapa de democracia participativa, se transformó, con la llegada de la positivización constitucional del 10 de junio de 2011 de los derechos humanos.
Es fundamental, que el Estado Mexicano erradique las causas que debilitan a la democracia, lo anterior con la ayuda de partidos políticos, sus miembros, militantes y simpatizantes, unidos bajo el principio de sinergia institucional, con las autoridades administrativas que organizan procesos electorales, los poderes ejecutivo, legislativo y judicial; especialmente los integrantes de los tribunales electorales, tanto; federal y estatal, pueden lograrlo; pues la unión de todos los operadores electorales, tienen la fuerza suficiente para transitar de una democracia imperfecta, pues así nos tiene calificados a nivel mundial y pasar a una democracia plena.
Después de esta reforma constitucional y que alcanza de manera muy en especial, para transformar a la democracia débil hacia una democracia eficiente, es fundamental aplicar el derecho internacional de los derechos humanos y en especial a la institución de visión transformadora; en donde, hoy día, toda autoridad del Estado mexicano, debe proteger los derechos humanos, entonces, si la democracia es un derecho fundamental de carácter individual y colectivo, estamos obligados a que en conjunto a garantizarla, pero de forma plena y para ello es fundamental, entender muy bien, este principio institucional de “visión transformadora”.
Los magistrados electorales en México, han contribuido, al desarrollo evolutivo de las instituciones electorales a fin de proteger el máximo valor de la democracia, como el mejor sistema de gobierno, de igual forma, podemos como jueces electorales, a través de las resoluciones proteger ese derecho fundamental y actualizar a la institución conforme vaya cambiando los tiempos y también, garantizar la dignidad humana del colectivo social.
Pero lo más importante, es, erradicar las causas que debilitan a la democracia y transformarlas en acciones asertivas, para que nunca jamás se debilita la democracia y así transitar a una democracia plena, derecho humano que nos tiene que garantizar el Estado mexicano.
- Es una obra electrónica de mi autoría y cuyo contenido total la puedes encontrar en: https://angelduran.com/2021/03/20/democracia-transformadora/ ↑
- “El absolutismo es un sistema de gobierno absoluto, en el cual el poder reside en una única persona que manda sin rendir cuentas a un parlamento o la sociedad en general. El absolutismo fue muy usual desde el siglo XVI hasta la primera mitad del XIX, cuando diversas revoluciones lo derrocaron. Si bien cualquier gobierno con total dominio de poder podría considerarse absolutista, en el sentido claro del concepto se hace referencia a las monarquías absolutas que gobernaron Europa entre los siglos XVI al XVIII. Los orígenes del absolutismo tienen lugar en Francia, donde se desarrolló la teoría del derecho divino del poder real. Esta postura supone que ciertas personas han sido elegidas por Dios para ejercer el gobierno. Incluso, en las versiones más radicalizadas, se considera al monarca como el propio Dios. Bajo esta forma de gobierno, el rey es la ley, ya que es quien decide qué cosas y cómo pueden hacerse.” (Porto y Gardey 2009). ↑
- El sistema democrático empezó a desviarse de su fin y sus representados, a quienes ellos habían elegido, empezaron a traicionar el sentir social y surgieron leyes que, en vez de beneficiarla, la afectaban, empezando una crisis entre representantes y sociedad. ↑