El papel de la ética en el escenario de la flexibilidad laboral
Mtra. Rogelia Gómez Vargas.
La ética, entendida como los valores que rigen el comportamiento humano, es de vital importancia en el desarrollo de las relaciones laborales y en el mundo del derecho del trabajo, a partir de la globalización y el ensanchamiento de la brecha entre las personas que cuentan con un poder adquisitivo elevado y los que dependen de un salario para sobrevivir día con día, se han originado crisis económicas que han evidenciado aún más la precariedad en la que viven la gran mayoría de los trabajadores, ante la necesidad de contar con un ingreso económico, tanto para el propio trabajador como para su familia, incluyendo en este el derecho a la seguridad social, se ha devaluado la fuerza de trabajo, es decir, por la necesidad de contar con un ingreso, sin importar a cuánto ascienda, el trabajador ha tenido que aceptar un cambio constante y reiterado en sus condiciones de trabajo, o peor, frente a la necesidad de subsistir, acepta un trabajo en pésimas condiciones laborales.
Derivado de lo anterior, se acuña el concepto de “flexibilidad laboral” en naciones en las que el empleo es un bien escaso, por lo que, cualquier oferta de trabajo será aceptada, a pesar de conlleve la pérdida de derechos laborales, prestaciones y, en consecuencia, la afectación de la estabilidad de los trabajadores, pues lo que importa es luchar por sobrevivir.
Alrededor de esta problemática económica y social, los trabajadores además de priorizar la supervivencia tanto de ellos como de su familia, sacrifican las actividades que complementan su vida, esto es, aceptan laborar tiempo extraordinario, jornadas excesivas, en ocasiones sin la remuneración económica que corresponda por su desempeño, lo que les impide contar con lapsos de reposo, descanso, convivencia familiar, actividades deportivas, tiempo de recreación, entre otros, en ese contexto, el trabajador vive para trabajar y no trabaja para vivir.
Bajo ese contexto, se suma a la inexistente generación de empleos bien remunerados, los avances tecnológicos, qué si bien es cierto, cuentan con la ventaja de facilitar la vida cotidiana del ser humano, por otro lado, despoja y reemplaza a la fuerza de trabajo, a los trabajadores, desde que una máquina supla su actividad hasta las aplicaciones virtuales que no los considera trabajadores y en otras peor, solo son considerados mandaderos.
Así pues, lo anterior ha originado una sociedad empobrecida, no solo en el aspecto monetario, sino en aspiraciones, no cuentan con oportunidades de crecimiento y mejora.
La ética en el derecho del trabajo es una herramienta que ayuda a respetar los derechos humanos, pero esta ética debe de estar presente, no solo en el juzgador, también en el que está obligado a implementar políticas económicas, en el empleador, en los gobernantes; ética que debe estar cimentada en principios y reglas sociales, de empatía hacia los demás, de ayuda, de reconocimiento, lo que conduciría a respetar al trabajador y su trabajo, evitando malbaratar la mano de obra, dándole su justo valor, no abusar del tiempo del desempeño del trabajador, que predomine la constante de cumplir con sus horarios, de tal forma, que el operario cuente con tiempo suficiente para realizar otras actividades, entre ellas la de seguirse preparando para su crecimiento profesional y personal. La ética no debe de estar por debajo del crecimiento económico de las grandes empresas y de las naciones, debe de complementarse, para con ello alcanzar la verdadera justicia social y el respeto a los derechos humanos.
Frente al postulado de que las naciones deben de adoptar un régimen de trabajo realmente humano y esta omisión constituiría un obstáculo para mejorar la suerte de los trabajadores, tal y como lo refiere el preámbulo de la Constitución de la OIT y al considerar que la paz universal y permanente solo puede basarse en la justicia social, para alcanza está, la ética es la columna vertebral para ello, ya que a través de la ética se reflexiona que es lo que vamos a hacer y los motivos por los que vamos a hacerlo.
No podemos hablar de que contamos con paz social cuando consideramos que no existen movimientos huelguísticos en el país, porque esto quiere decir que no se le está permitiendo a los trabajadores ejercer el derecho de suspender labores como medida de presión para el mejoramiento de sus condiciones laborales o cuando estas son violentadas por el ente patronal y no con la falsa percepción de que mientras no existan huelgas todo está bien, no es así. El discurso de paz social que replican las autoridades va en contra de los miles de juicios que se presentan ante las Juntas de Conciliación y Arbitraje y que además solo un pequeño porcentaje se soluciona, la mayoría están en curso, y derivado de las cargas excesivas de trabajo, su resolución llega dos a tres años después de la presentación de la demandada, así pues, es falsa la idea de paz social.
Así las cosas, la ética es la herramienta con la cual debemos de abordar la problemática que asecha a la justicia social para mejorar las condiciones laborales de los trabajadores y en las que se desempeñan, ya que nos permite analizar el contexto de cada caso, sin limitarse únicamente a la legislación, en lo concerniente a las autoridades administrativas del trabajo, la ética les otorga los elementos para que se implementen políticas públicas de carácter permanente para la mejora de las condiciones de los trabajadores y la vigilancia del respeto de los derechos humanos laborales.
Así pues, la finalidad de las normas del trabajo, establecida en el artículo 2 de la Ley Federal del Trabajo, es conseguir el equilibrio entre los factores de la producción y la justicia social, así como propiciar el trabajo digno o decente en todas las relaciones laborales.
La justicia social se basa en promover un lugar de trabajo ecuánime, a través del respeto a los derechos humanos laborales, intrínsecos al trabajador inmerso en una relación laboral y esta justicia social, se logrará a plenitud eliminando la flexibilidad laboral y privilegiando la estabilidad y permanencia en el empleo para el bienestar del trabajador y su familia.