El derecho al descanso y a la desconexión de los abogados | Paréntesis Legal

El derecho al descanso y a la desconexión de los abogados.

Lic. Raymundo Manuel Salcedo Flores.

Dentro de las muchas opciones de desempeño profesional que ofrece la licenciatura en derecho hay una que usualmente se presenta como la principal (que no la única ni la más importante) y la que más está en el ideario colectivo cuando se menciona la licenciatura en derecho, y me refiero al ejercicio de postulante. Algunos le llaman litigio, aunque en realidad quienes se encuentran litigando son las partes y no sus representantes legales; pero con independencia de cuál sea la denominación que se quiera adoptar, el ejercicio del abogado postulante es básicamente representar a una persona ante una autoridad (usualmente un tribunal) en algún proceso jurisdiccional (contencioso o no).

Parte del trabajo profesional del abogado consiste en la atención de clientes o prospectos de clientes para revisar sus asuntos, así como atender diligencias judiciales, notificaciones, audiencias, términos, etcétera; todo esto implica que el abogado debe invertir parte de su tiempo en atender los asuntos que le son encomendados; dependiendo la materia que ejerza así como la premura del caso tendrá oportunidad de postergar la realización de ciertos trabajos o bien tendrá que atenderlos inmediatamente.

En efecto, materias como civil, mercantil, familiar, laboral, fiscal, agrario, entre otras, permiten tener muy definida la existencia de días y horas hábiles, y salvo casos excepcionales (laboral en caso de huelgas, familiar en casos de alimentos, etcétera), los abogados pueden disfrutar de ciertos momentos de descanso a la semana, así como prever la existencia de períodos vacacionales de los tribunales, en los cuales pueden también programar sus períodos vacacionales.

Sin embargo, en materias como penal o electoral cuando se desarrolla un proceso electoral, los abogados carecen casi por completo de estos lapsos predeterminados en los que puedan programar su tiempo libre.

Cuando el abogado es empleado de una empresa que se dedica a la prestación de servicios jurídicos esto no debería suponer un problema; puesto que la empresa para la que trabaje habrá de respetar su derecho laboral a días de descanso, períodos vacacionales e incluso, como ya se ha reconocido jurisprudencialmente, el derecho a desconectarse digitalmente de sus asuntos.

El problema viene cuando el abogado no es empleado, sino que ejerce de manera libre su profesión y tiene su propio despacho, puesto que incluso en las materias que he apuntado en las que existen días y horas inhábiles predeterminados, ello no impide que, sobre todo los clientes, acudan al abogado fuera de su horario laboral.

Aunado a ello, con motivo de la presente pandemia, por ejemplo, el Tribunal de Morelos determinó realizar su período vacacional de forma escalonada para así mantener abiertos sus órganos jurisdiccionales durante todo diciembre de 2020; situación que finalmente no ocurrió debido al semáforo epidemiológico.

Lo interesante de esto es que, si bien se buscaba respetar el derecho al descanso de los funcionarios judiciales, nada se dijo del derecho al descanso de los abogados; si bien el período vacacional de los tribunales está pensado para que sean sus funcionarios —y no los abogados— los que lo disfruten, como ya lo indiqué, los abogados también suelen tomar esos días para descansar de su labor.

En este aspecto tenemos una cuestión fundamental: los abogados, como todas las personas, tenemos derecho al descanso y, como parte de nuestra labor, a la desconexión digital, es decir, a no tener que responder correos electrónicos o mensajes relacionados con el trabajo durante los tiempos de descanso. De hecho, países como Alemania han determinado que el derecho a la desconexión consiste en que no se envíen mensajes o correos electrónicos, no sólo el hecho de que no tiene obligación de responderlos, sino que no le deben ser enviados.

El siglo XXI trajo consigo las nuevas tecnologías y hay una que se ha convertido en pieza fundamental de nuestra sociedad: el internet; podernos comunicar con una persona que está al otro lado del mundo en cuestión de segundos es quizá el mayor logro de las últimas décadas; pero también ha traído la intrusión del trabajo en la vida privada: por lo menos en México es casi una necesidad tener WhatsApp porque todo el mundo lo tiene y se comunica por ese medio; generando así que las personas consideren que pueden escribir en cualquier horario y sin mayor limitación que contar con una buena conexión a Internet.

Esto puede no resultar molesto para algunas personas, pero no todas las personas son iguales y para otros sí puede resultar molesto, intrusivo y hasta estresante. Lo cierto es que en mis años de experiencia profesional me he dado cuenta de que, sin intención de eliminar toda comunicación digital con clientes, colegas y funcionarios públicos, deben ponerse límites: ya sea contar con dos números telefónicos, uno para el trabajo y otro personal, o bien desde el principio poner en claro a los prospectos de clientes que la comunicación será en determinados horarios y días.

Es parte del desarrollo profesional del abogado procurar sus necesidades; de hecho, es una de las áreas que aún y cuando no se enseñan en la Facultad, cierto es que quien elige la vida del litigio debe aprender a procurar para sí mismo las necesidades de su ejercicio profesional, además de las de su vida propia, puesto que difícilmente alguien más lo hará. Aunque te dediques a alguna de las materias que aparentemente no tienen momentos de descanso, debes buscar la manera de proveerte períodos en los que puedas descansar y actividades en las que puedas aprovechar ese descanso.

Esto no es sólo un consejo dado al aire, los abogados somos propensos a diversos padecimientos: alcoholismo, obesidad, infartos, etcétera; así como a trastornos de ansiedad, y así como alguna vez escuché que una de las recomendaciones que le dieron a la Madre Teresa para poder cumplir con su deseo de ayudar al prójimo, o las que se le da a los médicos que tienen tan extensas y arduas jornadas de trabajo, lo mismo aplica para los abogados: para poder ayudar y hacerlo de la mejor manera, es necesario un tiempo y un espacio de descanso.