Método del caso | Paréntesis Legal

Importancia de utilizar el método del caso en la enseñanza del Derecho

Mtro. Gibrán Miguel Castañeda de la Cruz.

¿Qué es el método del caso?

En términos generales, el método del caso es un método activo de enseñanza-aprendizaje basada en el estudio y discusión de situaciones verdaderas y específicas. Es activo, en la medida en que la actividad del profesor propicia que el educando asuma un protagonismo especial en su aprendizaje, a través de la participación, la reflexión en la solución de problemas y el trabajo en grupo.

Se trata de una metodología sustentada en dos premisas pedagógicas fundamentales: (i) los estudiantes aprenden mucho mejor cuando conocen las opiniones reales sobre experiencias verídicas, en lugar de sólo conocer la teoría, que es más bien abstracta y generalista, y (ii) los educandos aprovechan en mayor medida su tiempo en el aula cuando participan activamente en el proceso de enseñanza-aprendizaje, resolviendo problemas en vez de limitarse a ser receptores pasivos de las soluciones del profesor.

Este método se conoce también como Método Harvard pues fue el abogado, académico y profesor de dicha Universidad, Christopher Columbus Langdell (1826 ― 1906) quien comenzó a enseñar Derecho haciendo que sus alumnos estudiaran informes resumidos de casos individuales (case summaries) en lugar de aprender de las opiniones y estudios de los doctrinarios del Derecho. Después de que sus alumnos se adentraban a un case summary concreto, Langdell conducía discusiones grupales formulando preguntas concretas que exigían respuestas igualmente precisas.

En 1914, la Universidad de Harvard formalizó este método de enseñanza en su programa de Derecho y lo bautizó como Case Method. A partir de entonces, esta metodología docente se fue extendiendo hacia otros campos distintos al jurídico, como medicina, negocios o ciencias políticas.

Las bondades del método del caso

Las ventajas de este método son incuestionables:

  • Al predominar la enseñanza práctica por sobre la teórica, los alumnos adquieren una formación que se adecua más a su circunstancia y a la realidad profesional que le espera luego de salir de las aulas;
  • El aprendizaje memorístico (que no sólo no es malo, sino que es necesario, a pesar del menosprecio que suele recibir) se complementa con el razonamiento lógico-jurídico;
  • Se enseña al alumno a reflexionar como lo hace un juez o un postulante, lo que le permite prevenir problemas o encontrarles una solución muy cercana a como ocurriría fuera del ambiente escolar;
  • Hay una mejor y más constante interacción entre los profesores y sus alumnos, y
  • El alumno se da cuenta desde las etapas más tempranas de su carrera de su propia habilidad para resolver un conflicto y para sostener un argumento y aprende desde un inicio a conocer sus propias fortalezas y debilidades, lo que lo coloca en una mejor situación para trabajar sobre sí mismo.

Esta última es la bondad del método del caso, que —debo confesar— más me entusiasma, aunque quizá trate el tema en un artículo posterior.

El método del caso, el Common Law y la tradición romano-germánica

El método del caso es sumamente popular entre las escuelas y universidades de los países del Common Law. Esto se debe a la regla del stare decisis, que es propia de los sistemas normativos que pertenecen a dicha familia jurídica y conforme a la cual, las opiniones judiciales tienen una fuerza vinculatoria más o menos intensa, dependiendo de cada caso.

Alf Ross (Sobre el Derecho y la Justicia. Buenos Aires: Eudeba, 1963) e Ignacio de Otto (Derecho Constitucional. Sistema de Fuentes. Barcelona: Ariel, 1997), cada uno por su parte, resumieron el stare decisis en cinco aspectos fundamentales:

  • Los tribunales están obligados por las decisiones de sus superiores;
  • Toda decisión relevante dictada por cualquier tribunal es un argumento fuerte para ser tomado en cuenta por otro tribunal;
  • Sólo la ratio decidendi es obligatoria, no así la parte resolutiva del precedente, que dependerá de los aspectos particulares de cada caso concreto;
  • El precedente no pierde vigencia a menos que sea sustituido por otro más acorde a las nuevas circunstancias, y
  • Los tribunales están vinculados con sus decisiones anteriores.

Como puede apreciarse, el stare decisis coloca a las decisiones de los jueces en una situación privilegiada entre todas las fuentes del Derecho. Sin embargo, esto no ocurre en los sistemas jurídicos de tradición romano-germánica, en los que las normas sistematizadas en los códigos son la principal fuente del Derecho. Esto convierte a las leyes en un referente obligado y primordial en la docencia jurídica, por encima del estudio de los precedentes judiciales.

Esta diferencia entre la importancia de la ley y de los precedentes dentro de la armazón de fuentes hace que las instituciones educativas de los países del Civil Law —México entre ellos— acojan el método del caso con más reticencias y menos entusiasmo que sus pares de tradición anglosajona.

En México y en los países de su misma familia jurídica, la formación de abogados continúa centrada en métodos pasivos de enseñanza-aprendizaje: el estudio de las leyes y la clase expositiva (también llamada clase magistral). Aquí, las principales herramientas de aprendizaje son —en ese orden— la codificación, el libro de doctrina y la exposición del profesor.

Esto no es esencialmente malo o inferior al método del caso, sino simplemente diferente. Por el contrario, la clase magistral ha demostrado sus bondades a lo largo de los siglos, pues se utiliza como método de enseñanza del Derecho Continental desde la época del Bajo Imperio Romano y hasta nuestros días. Además, la clase expositiva tiene algunas ventajas sobre cualquier otro método de enseñanza:

  • Los alumnos se motivan especialmente cuando se encuentran ante un excelente profesor o ante quien ellos mismos identifican como un magnífico profesionista;
  • La clase expositiva permite al profesor cubrir una gran cantidad de información en menor tiempo;
  • Permite también la revisión de lo aprendido mediante procesos de examinación estandarizados, lo que reduce la subjetividad, y
  • En general, la clase expositiva puede dirigirse a auditorios mucho más amplios que un método activo de enseñanza, que requiere de grupos pequeños para alcanzar resultados óptimos.

Estas características benéficas de la clase magistral, tan socorrida en los países de tradición ineorromanista, no sólo no se contraponen, sino que son susceptibles de enriquecerse enormemente si se la combina con el método del caso, en el que la jurisprudencia es el principal referente para los docentes del Derecho.

Las bondades del método del caso combinado con la clase expositiva

Todos los beneficios que trae consigo el método del caso son totalmente deseables aún en países como México, que pertenecen a la tradición jurídica romano-germánica, pues con independencia de cuál sea la fuente del Derecho preeminente, es igualmente necesario que los noveles abogados se formen con una visión crítica cercana a su realidad y a los problemas que realmente podrían enfrentar.

La metodología, en conjunción con la clase expositiva, puede fungir como un excelente aliado para el docente que esté realmente comprometido en promover una participación verdaderamente activa entre los educandos y una excelente oportunidad para que los estudiantes conozcan y desarrollen sus propias capacidades para analizar, sintetizar e inferir.

Pero más allá de eso, la metodología es sumamente útil para que esos mismos estudiantes se vayan acostumbrando a tomar decisiones, se vuelvan mejores observadores, aprendan a escuchar activamente, a diagnosticar, a participar en grupos de trabajo y vayan adquiriendo conciencia de las necesidades del gremio, del país y del mundo.

Todas estas son habilidades «suaves» (soft skills), entendidas como aquellos atributos personales y profesionales que facultan a las personas para moverse en su entorno y para desempeñar su profesión de mejor manera. Habilidades que se imbrican y complementan a las habilidades «duras» (hard skills) o habilidades propiamente técnicas y necesarias para realizar un trabajo.

Así pues, además de los beneficios incuestionables que el método de caso reporta en las habilidades técnicas de los estudiantes, existen una serie de beneficios que merecen la pena experimentarse. Se trata de capacidades que los abogados deben desarrollar y poner en práctica en su día a día y, por ende, que las universidades deben alentar entre los profesionistas en cierne.