Redescubriendo la pasión por la enseñanza | Paréntesis Legal

Opinión

Mtra. Sandra Climént Arredondo

 

Hace un par de años mi hija todavía preparatoriana se quejaba de su clase de economía, “no entiendo nada ma” me decía frustrada; con papel y lápiz en mano me senté junto a ella y empecé a explicarle de la forma más simple posible y a grandes rasgos los sistemas económicos. Al terminar de escuchar la explicación no solo estaba orgullosa, también incrédula porque en veinte minutos por fin logró entender (lo más básico) una clase que en seis meses jamás logró captar.

 

“La educación es el arma más poderosa que

puedes usar para cambiar el mundo.”

Nelson Mandela

 

Ser madre sin duda es una responsabilidad enorme, esta no ha sido la única ocasión en la que he tenido que simplificar las cosas para que mis hijos comprendan una tarea. Como en todo, algunas les han costado más que otras pero en la mayoría de los casos mis consejos y la simplificación que aplico siempre les ha funcionado; pues aunque no sacan las mejores notas todo el tiempo, salen adelante incluso en las clases que no son su fuerte. Comprendieron que casi todo se puede simplificar, que es una forma más fácil de aprender sin aburrirse y al final salir adelante en cualquier reto que esta dura vida les ponga.

 

“Largo es el camino de la enseñanza por medio de teorías;

breve y eficaz por medio de ejemplos.”

Séneca

 

La dificultad de aprender me ha preocupado mucho en los últimos años, no solo por mis hijos sino por todos aquellos que se encuentran actualmente aprendiendo de forma escolarizada; parece que ya nadie comprende lo que el maestro intenta enseñar, pero ¿de quién es la culpa? acaso nos encontramos ante una generación de perezosos adictos a la tecnología o simplemente frente a una ola de maestros que perdieron no solo la paciencia sino también la pasión por enseñar.

 

“Prefiero entretener y esperar que la gente aprenda algo,

que educar a la gente y esperar que esta se entretenga.”

Walt Disney

 

Conocer es tener noticia de algo, o bien estar instruido o tener la habilidad o capacidad de hacer algo; así no podemos saber o conocer todo, pero sí ciertas situaciones o más importante aún tener sabiduría en una ciencia específica del conocimiento. Podemos decir entonces que un sujeto está instruido en derecho aduanero, ya sea porque cumplió con los requisitos que establecen las autoridades educativas para especializarse o porque tiene muchos años dedicándose al litigio en esa materia y lo conoce desde otra perspectiva.

Pero, ¿tener el conocimiento es sinónimo de poder enseñarlo?

La Real Academia Española define enseñar como “instruir, doctrinar, amaestrar con reglas o preceptos”, que duras suenan esas palabras vistas desde una perspectiva maliciosa; pero concentrándonos en la parte buena de la enseñanza, aquella que se realiza sin imponer o implantar ideologías y se concentra en despertar la curiosidad en el estudiante, en hacerlo pensar, ¿cuáles son las causas que influyen en el aprendizaje?

 

“Siempre que enseñes, enseña también

a dudar de lo que enseñas.”

José Ortega y Gasset

 

No recuerdo todo lo que me enseñaron en la facultad de derecho, ni siquiera lo que me enseñaron los mejores maestros, pero es que han pasado muchos años y la vida me llevó a especializarme en un área específica del derecho; pero sí recuerdo la marcada distinción que existe entre los excelentes o buenos maestros de los malos.

Aclaro que no estoy juzgando a nadie, no soy quien para hacerlo y después de todo ser un excelente abogado no te convierte automáticamente en un excelente catedrático; para ello existe una rama especializada de la ciencia que brinda conocimientos de pedagogía, didáctica y todo aquello necesario para convertir a alguien al menos en teoría, en un buen maestro.

Además no debemos olvidar que ser maestro no es una tarea fácil, la mayoría se encuentra frente alumnos que sienten ganas de todo menos de aprender; ahí es donde en mi opinión, falta la pasión e inspiración que un maestro debe inculcar, porque no se trata solo de enseñar reglas y teorías sino de despertar el entusiasmo del alumno por aprender.

 

“Enseñar no es una función vital, porque no tiene el fin en si misma;

la función vital es aprender.”

Aristóteles

 

Para mi compartir conocimientos e inspirar es indispensable, la educación es el arma más poderosa que puedes brindarle a alguien. Así cuando participo en conferencias ese es mi interés principal, yo no pierdo nada, ni clientes, ni prestigio o reputación; por el contrario, gano la satisfacción de haber enseñado aunque sea un poco, pero sobre todo intento hacerlo siempre desde la simplificación. No hay nada más aburrido que un ponente que solo habla y habla, mientras los demás fingen escucharlo sin entender o interesarse por nada.

En la abogacía es común toparnos con el ego como una traba más que nos persigue desde el pasado, también, del estandarte que algunos catedráticos portan orgullosos y parafraseando dice: “si yo sufrí maltratos de mis maestros, mis alumnos sufrirán lo mismo”. En mi opinión no hay pensamiento más errado, la venganza no tiene cabida en las aulas pues mata el espíritu del alumno y machaca todas sus esperanzas.

El alumno no aprenderá si la cátedra se construye complicando las cosas, porque solo es cuando simplificas lo más posible lo difícil que la idea permanece en su mente, lo alimenta y despierta sus ganas de aprender no solo en la escuela sino también por cuenta propia; y después, si hay suerte, compartirá también de forma simplificada el conocimiento adquirido.

 

“La tarea del educador moderno no es talar selvas,

sino regar desiertos.”

C.S. Lewis

 

Durante el lapso que escribí este artículo de opinión me sucedieron algunas cosas particularmente extrañas, primero di una conferencia sobre el Procedimiento Administrativo en Materia Aduanera a una audiencia conformada por todo menos abogados; fue gratificante ver el interés que mostraron y los comentarios positivos que recibí, a pesar de que la perspectiva desde la que abordé el tema no era su fuerte. Para mí fue un ganar ganar, recordé que ahí afuera hay gente con muchas ganas de aprender y ellos se llevaron información de valor.

Después recibí una notificación a mi correo electrónico donde el Tribunal Federal de Justicia Administrativa admitía una demanda que no reconocí. Primero pensé que se trataba de un error del actuario, después me percaté que jamás he promovido un juicio en esa Sala y entendí que usaron un formato mío que hay perdido en el internet y olvidaron cambiar el correo para recibir notificaciones.

 

“Si das pescado a un hombre hambriento, comerá un día.

Si le enseñas a pescar, comerá toda su vida.”

Lao-Tse

 

Se me ocurrió publicarlo en Twitter como una anécdota graciosa, pero el tweet se desbordó de comentarios burlones e insultantes incluso llegando a acusar de plagio a aquel que su único error fue olvidar cambiar el correo electrónico de un formato que encontró en internet, y que yo había publicado libremente y precisamente para que fuera usado. Pero bueno, a veces es difícil descifrar la intensión en la palabra escrita.

Esto me molestó particularmente porque somos prontos en juzgar los errores de los demás, nos creemos perfectos y jamás nos detenemos a analizar nuestro propio comportamiento; después de todo el formato ya estaba en internet, gratis y como una forma de compartir conocimiento, situación que aclaré en un tweet posterior. Para sumar a este drama, muchos tuvieron la audacia de exigirme les pasara el link donde se encontraba el formato; que difícil es googlear ¿verdad?

 

“La autoeducación es, creo firmemente,

el único tipo de educación que existe.”

Isaac Asimov

 

Retomando al tema principal, ¿por qué nos cuesta tanto aprender? Me incluyo en la ecuación porque también he pasado por lo mismo, en mi opinión (aunque quizá errada) es que se trata de una innecesaria complicación de la enseñanza en general, ya no se diga del derecho. No necesitamos aprendernos de memoria todos los artículos de la Ley Aduanera, pero sí es necesario que el alumno desarrolle un pensamiento crítico, despertar su curiosidad y que sea este quien descubra que el estudio sin duda es el camino hacía un futuro mejor y no solo una imposición de sus padres o de la sociedad.

 

“Es la marca de un hombre verdaderamente

educado saber que no leer.”

Ezra Taft Benson

 

Finalizo invitándolos a desprenderse de las costumbres que entorpecen la enseñanza, simplificando un tema lo más posible lograrán en la audiencia un mayor entendimiento y entretenimiento. Dejemos de lado el ego y busquemos una sociedad más educada, olvidemos la idea de que nuestros alumnos serán la competencia porque trabajo hay de sobra. La educación hará de nuestro país un mejor, y quizás aunque solo logres inspirar a una persona esta te hará sentir orgulloso cuando en el futuro la veas también enseñar inspirando.