Resoluciones de amparo en formato de lectura fácil (no tan fácil)
Diego Galeana Jiménez
“La paz no puede mantenerse por la fuerza; sólo se puede lograr mediante la comprensión.”
Albert Einstein[1]
Poco se puede entender la relación entre un oso panda, una sentencia en formato de lectura fácil[2] y palabras complejas. Lo más comprensible de eso, podría ser el intento de acercarse a explicar el sentido de una decisión.
En dos mil trece, la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, resolvió un amparo en revisión[3], donde se analizó lo relativo a determinadas porciones normativas involucradas con el estado de interdicción.
A propósito de ello, puso en práctica la comunicación complementaria de esa sentencia, destinada a que el directamente quejoso lograra comprenderla. A tal ejercicio, le conocemos como: “sentencias en formato de lectura fácil”.
Aunque existe ese precedente como punto de partida, tampoco puede desconocerse que hablar y escribir como abogada o abogado es una jerga compleja. Caminamos por puentes de palabras muy exclusivas, conceptos elevados y nos apropiamos del entendimiento del Derecho.
Y cuando pretendemos explicar y hacer comprensible al Derecho, nos persiguen los extravíos para hacer fácil lo que estudiamos, cuando menos, por cinco años.
Se trata de platicarle a una niña o niño que los doctores no le dan medicamentos, pero que como son necesarios para que él esté bien y cuidar su vida, se dará la orden de que se los den en alguna farmacia; que una persona con un trabajo llamado juez, como el de los maestros que enseñan, o las enfermeras que cuidan a enfermos, tiene la tarea de escucharlo y decidir lo mejor para su felicidad, por eso, le ayudará a decidir si debe vivir con papá o mamá; que su escuela debe ser arreglada porque es peligroso que vaya a clases, si las paredes están por caerse, además de que podría no concentrarse porque las sillas son viejas y no tienen pizarrones.
Eso, dejando a un lado cualquier esencia de protagonismo que implique decisiones con palabras afectivas, complejas o ilustraciones caricaturizadas, a no ser que eso haga comprensible lo que se está diciendo y decidiendo del derecho.
Se trata de que las personas (niñas, niños, adultas y adultos mayores, con capacidades diferentes, entre otras) entiendan caso a caso, qué es lo que se resuelve. Y si bien actualmente, no existe una fórmula normativa o un contenido adjetivo que instruya, lo cierto es que sí podemos acceder a opciones (libros, revistas[4], artículos) que nos fortalezcan para explicar en la forma que han de entender la decisión sobre sus derechos, según su nivel madurez y comprensión.
El Derecho, aunque no da detalle, nos obliga a hacerle entendible. Se dice que para hacer eficaz el acceso a la justicia, debe garantizarse por los operadores correspondientes que sus decisiones sean comprensibles.
El artículo 17 de la Constitución General establece el derecho de toda persona de acceder a la justicia. Esto se complementa con el contenido de los diversos 12 y 13 de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, que tutelan un igual reconocimiento como persona ante la ley y de acceso a la justicia.
Procesalmente, la emisión de criterios orientadores ha establecido no sólo la obligación de hacer ajustes razonables y comunicar las decisiones en lectura asequible para personas con capacidades diferentes, sino también a menores, adultos mayores y a destinatarios que al ser parte dentro de un procedimiento judicial, es necesario que comprendan lo que se decide respecto de sus derechos. Porque, solo así, se abre la puerta del acceso a la justicia para cualquier persona.
Cuando hablamos de esos ajustes al procedimiento, debemos entender que se trata precisamente de facilitar la comprensión de cualquier quehacer jurídico. Si bien los abogados y abogadas están para asistir a sus clientes y hacerles saber lo que se dice sobre sus derechos, sin embargo, no se trata de una tarea monopolizada o exclusiva de aquéllos; por el contrario, es una obligación de quienes imparten justicia y un derecho de quienes la reciben.
Paradójicamente, explicar en un lenguaje comprensible, cotidiano y sencillo lo que se decide en los tribunales, ha resultado más complejo que emprender el examen y la decisión del propio problema jurídico de fondo.
Tal vez el problema podría estar asociado a la falta de capacitación en dicho sentido. Es decir, cuando emprendemos nuestros estudios, existen bloques de materias que nos llevan a conocer los orígenes del derecho, sus instituciones procesales, a pensar sobre el mismo, e incluso a hablar como especialistas de la disciplina.
Una complicación más, podría estar asociada con que al egresar de las universidades, perseguimos conocimientos especializados, tanto en nuestros espacios de trabajo y a través de posgrados, accedemos al conocimiento particular de alguna materia, pero poco se nos instruye o nos ocupamos por capacitarnos para explicar a toda persona sobre el derecho.
Para comunicar en formato de lectura fácil, las máximas de la insolencia –que a veces son parientes lejanas de la experiencia-, me permiten expresar las siguientes recomendaciones:
- Palabras sencillas
- Párrafos sin justificar y cortos
- Tipografía clara
- Tamaño accesible
- No usar conceptos abstractos
Otra preocupación u duda persistente sobre el tema tratado, es si se prescinde de los rigorismos o formalidades. No. La lectura fácil es una versión complementaria y forma de comunicación que hará saber a una persona en particular, sobre lo que se está decidiendo en función de sus obligaciones y derechos.
El ajuste es lo complementario. La sentencia o acuerdo, contendrá, según lo expuesto por las partes, la argumentación, la correspondiente valoración de las pruebas, la escucha de los alegatos, el resultado final.
Asociado al acceso a la justicia y al derecho de comprender, es importante saber que el ejercicio de ambos estimula a la percepción de transparencia y legitimación. Es decir, en la medida que las personas entienden lo que las juezas y jueces deciden, la labor judicial se transparenta y se reconoce cuál es la labor de éstos.
No podemos hablar de justicia, si los planteamientos y decisiones son complicadas de explicar.
- Científico alemán ↑
- El contexto es un juicio de amparo 1096/2021-VIII, en el que el Juzgado Séptimo de Distrito en Materia de Amparo Civil, Administrativa y de Trabajo y de Juicios Federales en el Estado de Puebla, imprimió en un formato de lectura fácil, un gráfico de un oso para “explicarle” a un menor la decisión que tomó. ↑
- Amparo en revisión 159/2013, proyectado por el secretario de estudio y cuenta Javier Mijangos y González. ↑
- J.L. Ramos Sánchez, “Enseñar a leer a los alumnos con discapacidad intelectual: una reflexión sobre la práctica”, en Revista Iberoamericana de Educación, no. 34, Madrid, 2004, pp. 201-216. ↑