¿Se puede festejar el incremento de las remesas?
Dr. Silvino Vergara Nava
«El norte del mundo genera basuras
en cantidades asombrosas. El sur del
mundo genera marginados. ¿Qué destino
tienen los sobrantes humanos?
El sistema los invita a desaparecer».
Eduardo Galeano
En las últimas noticias de este mes de mayo de 2021, se ha pregonado, de nuevo, como una buena noticia y, prácticamente, las instancias gubernamentales han gritado a los cuatro vientos que se han incrementado las remesas, como si fuera una victoria nacional y no una vergüenza. Vemos comentarios oficiales muy penosos, de personas que, estando desde un escritorio, visualizan las cosas de otra forma; razón por la cual pueden llegar a decir que es una buena noticia. Lo cual es igual a lo que ocurre, con el respeto que nos merecen, en las naciones hermanas de Nicaragua, El Salvador, Honduras, Guatemala, etc. Allí, es común que los dirigentes sostengan que el incremento de las remesas es una buena noticia, porque, desafortunadamente, con toda la historia vivida, no tienen mucha esperanza más que esos recursos económicos. Pero México no puede compararse con los países de Centroamérica ni, menos aún, es admisible que sean los propios dirigentes los que sostengan que el aumento de las remesas es una victoria. Esto es muy grave para México.
En primer termino, al parecer, no se comprende que estos mexicanos migrantes «se la rifan» enviando esos recursos a sus familias, hijos, esposos, esposas, padres, etc.; porque para llegar a donde están, muchas veces, pusieron en juego su vida para pasar las fronteras; además, siendo la mayoría de ellos ilegales, están a la permanente expectativa de que en cualquier momento sean expulsados. A esto se suman las condiciones en que viven, se transportan, los lugares que habitan, la alimentación con que cuentan, etc. Todo eso es lo que hay que considerar cuando cualquier mexicano que no vio futuro en su país tiene que vivir fuera de su nación para poder subsistir.
Cada uno de estos mexicanos que se fueron del país, quienes vivían en la provincia mexicana, en zonas rurales, en lugares donde no había escuelas, donde no había (ni hay) futuro alguno, no tuvieron otra alternativa que salir del país. Otros casos son los de aquellos que vivían en zonas tan violentas que fueron desplazados de sus tierras, de sus lugares y no tuvieron otra alternativa que salir del país. Unos más son aquellos migrantes que, siendo universitarios, ya sea de instituciones oficiales o particulares, no tienen opciones en el país para el futuro y, por ello, deben salir. También están los que, teniendo sus negocios, tuvieron que salir porque, desafortunadamente, son perseguidos por el crimen organizado exigiéndoles cuotas y demás condicionantes. Además, están aquellos que, contando con recursos económicos, visualizan que el país no crea certeza alguna para invertir, para poner un negocio, para poder emplear trabajadores y prefieren salir del país. Todos ellos, encontrando mejores condiciones de vida en otro país, que no es el suyo, efectivamente, son los que envían dinero a sus familiares que se quedaron en territorio nacional.
Si se adentraran en la historia de cada una de las personas que envían dinero a México y de todo lo que han vivido, evidentemente, no se celebraría nada; al contrario, se debería pedir disculpas a todos aquellos ciudadanos mexicanos que se quedaron a vivir en otras naciones. Se trata de una vergüenza nacional lo que está sucediendo en México: depender económicamente de las remesas, porque el país no produce nada. Las disculpas que se están pidiendo por los hechos que sucedieron hace más de 500 años hay que ahorrárselas o dejarlas para otra ocasión, pues es a los migrantes a los que se les debe pedir disculpas, ya que el Estado mexicano les ha violado el derecho a la autonomía, es decir, el derecho a decidir su futuro. A todos estos migrantes mexicanos, desafortunadamente, no se les dio oportunidad alguna de ejercer ese derecho constitucional y, por ello, la alternativa fue acudir al extranjero. (Web: parmenasradio.org).