Un diálogo sobre la igualdad con Alda Facio | Paréntesis Legal

 

Lic. Daniela López Leiva

Tuve el honor de entrevistar -en el presente enlace de webinar (https://www.youtube.com/watch?v=TVKTZ72NBmE) – a la jurista Alda Facio[1] de reconocimiento internacional. Abordamos a profundidad la metodología jurídica que otorga la perspectiva de género y su necesidad para que exista una efectiva igualdad formal y material ante la ley entre las personas.

La profesora Alda partió afirmando que “el derecho es muy masculino, en un inicio no consideraba que existiesen las mujeres y mucho menos las relaciones de poder entre hombres y mujeres. Demostrar que algo que se cree objetivo y neutral no lo es, es difícil y genera mucha resistencia”. Agrega por medio de sus propias experiencias vitales, en esta larga lucha por el reconocimiento de los derechos humanos de las mujeres que “en los ochenta costaba mucho que las y los abogados creyeran que el derecho tenía una perspectiva que primaba (la masculina), entonces había que demostrarlo en las sentencias y leyes. Cuesta mucho, pero seguimos empujando esa crítica para efectuar cambios en pro de la igualdad”.

En ese sentido, la profesora Facio indicó que “hay muchos estudios que demuestran la no neutralidad del Derecho, que demuestran cómo el hombre es el modelo del orden jurídico. Tan así, que antes de 1993 la violencia contra las mujeres no era considerada un asunto de derechos humanos. Fue todo un movimiento social y político para lograr que las Naciones Unidas declararan que las mujeres también son humanas. Las instituciones están hechas para proteger los derechos e intereses del hombre blanco, heterosexual y profesional. Mientras más se alejan las personas, en particular las mujeres, de estas características predominantes, menos derecho tienen a que sus derechos sean protegidos”. Por lo cual “la perspectiva de género se hizo y es necesaria para demostrar las relaciones de poder entre hombres y mujeres. Relaciones que son jerárquicas y sexualizadas y que cruzan a nuestras sociedades”

¿Una justicia patriarcal?

La desconfianza de la ciudadanía, en particular de las mujeres, contra las instituciones y el sistema de justicia por la vitalidad con la que gozan los estereotipos sexistas, no es algo que se pueda ignorar, ni tampoco es baladí o capricho de un sector de la sociedad. Es primordial atender a este fenómeno social para recuperar la legitimidad en los poderes del Estado, en el debido proceso y en la administración de justicia, a contrario sensu, se alimenta la autotutela y con ello la barbarie como forma de resolución de conflictos. En este orden de ideas, la profesora Facio señaló que “es importante concientizar e interiorizar el sexismo presente en las instituciones; y que ejercen especialmente las y los jueces. Nadie se salva. Es necesario tomar la realidad en la que se vive, con sólo abrir los periódicos uno ve el sexismo que existe. Los jueces creen que están por encima de la socialización y las creencias sociales, lo cual no es cierto, no es más que una falacia”.

Para ello, como enfatizó la profesora Facio “La tecnificación y formación dentro de las y los operadores de justicia es algo que está muy al debe lamentablemente, siendo que es esencial para ir erradicando la violencia institucional en razón del género, que está tan normalizada por los sistemas de justicia”, “el Estado tiene que capacitar y sensibilizar a todos los operadores jurídicos y forenses en perspectiva de género y derechos humanos para que exista un efectivo acceso a la justicia”.

¿Cómo pensar la igualdad de la ley?

Ante esta compleja pregunta, la profesora Facio señaló que “en la mayoría de los Estados la noción de igualdad formal permea las constituciones y leyes. Esto es, puntualmente, la idea de que hay que tratar a todo el mundo de manera idéntica. Pero idénticamente a qué, al modelo de hombre blanco, heteropatriarcal y propietario”, Sin embargo “la doctrina de los derechos humanos tiene una comprensión más sustantiva de lo que es la igualdad, tomando la diversidad y no homogeneizando a las personas. Todos podemos ser iguales siendo muy diversos. Es más, la idea de llevar los derechos humanos a la igualdad es porque existen jerarquías y opresiones y el Estado tiene que ir erradicando las desigualdades estructurales. La igualdad sustantiva es una igualdad que además de llevar incorporada la no discriminación, requiere de la actuación del Estado para crear un ambiente propicio para generarla”.

Siguiendo a la profesora Facio y tomando el contexto constituyente chileno, el mandato de capacitación del Estado debe ser de orden constitucional, porque la voluntad individual de los operadores de justicia en formarse en perspectiva de género ha demostrado una desidia mayoritaria a hacerlo, endureciendo la reproducción de sesgos y estereotipos de género.

Discriminación y violencia contra las mujeres. Su vinculación.

Todo lo que resulte una acción del Estado o de un tercero que tenga como consecuencia la desigualdad o la discriminación hacia las mujeres es violencia. Sin embargo, el Estado debe partir por reconocer que existe esta violencia específica, puesto que, solo así se pueden reconocer los derechos humanos de las mujeres.

La profesora Facio, en esta línea señala que “para lograr la igualdad sustantiva no hay que comparar a hombres con mujeres sino simplemente ver si las acciones terminan en una discriminación. La igualdad se confunde cuando se piensa que debemos ser idénticos. En este sentido, el Derecho tiene que reconocer que las personas tienen el mismo valor, aunque requieran cosas muy diferentes”.

En este contexto, al abordar de manera específica la violencia de género, enfatiza que “todas somos susceptibles o víctimas potenciales de las diferentes formas de violencia machista contra las mujeres o de género. No hay un solo lugar en el mundo en el que no exista. El comité de la CEDAW fue el primero en hacer la recomendación de que la violencia es una forma de discriminación”. Continúa “se protege más el patrimonio que la vida de las y los niños y las mujeres. El patriarcado no solo valora todo lo referido a lo masculino sino también la propiedad por sobre la vida de las personas”.

De esta manera, la jurista Alda Facio cierra su intervención afirmando que “el paradigma patriarcal está muy metido en nuestras cabezas y es constitutivo del derecho moderno, por ello, lo que vale para la política masculina es la producción y no la reproducción, cuando la misma pandemia ha dejado claro que al estar todos los países organizados en torno a la producción y no a los cuidados de las personas, los sistemas colapsan, porque no existe el reconocimiento a los cuidados, no existen sistemas nacionales de cuidado. La pandemia evidenció que el trabajo de cuidado es poco o nada valorado, cuando es lo más importante si pones la vida al centro”.

  1. Jurista y escritora feminista. Con un postgrado en Jurisprudencia Comparada y Derecho Internacional de la Universidad de Nueva York (NYU), es considerada una experta internacional en asuntos de género y derechos humanos de las mujeres. Como experta, en junio del 2014 fue electa por el Consejo de Derechos Humanos para integrar un mecanismo del Consejo compuesto por 5 relatoras especiales, denominado el Grupo de Trabajo sobre discriminación contra la mujer y la niña.Es fundadora y Directora Académica del Instituto de DDHH de las mujeres que por 15 años tuvo su sede en la Universidad de Toronto y hoy día ofrece cursos en distintas universidades incluyendo la Oxford University; es Asesora Permanente de JASS (Asociadas por lo Justo) una organización de la sociedad civil con sede en Washington DC y México, fundadora y Presidenta de la Fundación Justicia y Género, con sede en Costa Rica, fundación que se dedica a apoyar la incorporación de la perspectiva de género en el accionar de los Estados, particularmente en los poderes judiciales de Latinoamérica.En el 2005 fue nombrada asesora del secretario general de la ONU para su Estudio a Profundidad de la Violencia contra las mujeres y fue una de las redactoras de los primeros borradores de la Convención Belém do Para, así como de la Declaración de la ONU sobre la eliminación de la violencia contra las mujeres. Asimismo, participó en la redacción del Protocolo Facultativo de la CEDAW y por más de 35 años ha trabajado para difundir la CEDAW y para que las defensoras la utilicen como uno de sus instrumentos legales más importantes. Desde hace años apoya una iniciativa de mujeres indígenas que surgió en Guatemala, pero hoy día tiene el respaldo de miles de indígenas de todo el mundo para que el Comité CEDAW adopte una Recomendación General sobre los derechos individuales y colectivos de las mujeres indígenas.

    En 1997 fundó el Caucus de Mujeres por una Justicia de Género en la Corte Penal Internacional, convirtiéndose en su primera directora. Es reconocida mundialmente por sus aportes en la incorporación de la perspectiva de género en la definición de los delitos contra las mujeres a nivel internacional.

    Ha escrito varios libros y cientos de artículos sobre derechos humanos y la condición de las mujeres para distintas publicaciones. También ha sido jueza del Juzgado Civil de Goicoechea y ha participado como jueza en varios tribunales populares alrededor del mundo. Ha sido profesora en varias universidades de distintos países sobre derechos humanos, violencia y delitos contra las mujeres.

    Varios de sus cuentos cortos han sido publicados en distintas antologías latinoamericanas. Cabildeó para la creación de la Compañía Nacional de Danza de Costa Rica de la cual fue nombrada directora general. Por más de 15 años fue corresponsal de la revista Fempress, revista latinoamericana que tuvo sus sedes en México y Santiago de Chile.