Yo sí usaré la inteligencia artificial. | Paréntesis Legal

César Alejandro Rincón Mayorga.[1]

 

 

Mucho se habló sobre el aparente uso —lo cual fue confirmado posteriormente— de la inteligencia artificial por parte del ministro Arístides Rodrigo Guerrero García en una sesión del Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. En esa ocasión, el ministro empleó esta herramienta para ayudarle a definir el principio de taxatividad en materia penal. Fiel a su estilo didáctico (recordemos que el ministro es profesor de cátedra en la Facultad de Derecho de la UNAM), durante el debate de un asunto en el que se discutía sobre la inconstitucionalidad de una norma por presunta transgresión a ese concepto,[2] el ministro explicó en lenguaje sencillo de qué trataba. Para hacerlo, según lo confirmó él mismo, leyó la definición que la inteligencia artificial de Google generó sobre ello.

 

Esta situación causó mucho revuelo, y sobre ello me gustaría aportar a la discusión: ¿es viable el uso de la inteligencia artificial (IA) en el derecho? A mi parecer, la aplicación de la IA en el campo del derecho es factible, puesto que facilita el análisis de documentos tales como sentencias, demandas, y contratos, por ejemplo. Sin embargo, su empleo debe ser con precaución, lo que impone al abogado que opera la obligación de verificar los resultados que obtenga de la propia IA.

 

  1. ¿Qué es la inteligencia artificial?

 

Según a quien le preguntes, la definición de la IA variará. Por ejemplo, para Amazon Web Services, la IA es “…una tecnología transformadora que permite a las máquinas llevar a cabo tareas de resolución de problemas similares a las de los humanos.” La información que emplea la IA se basa en los datos generados “…para simplificar las operaciones, lo que permite automatizar la atención al cliente, mejorar las estrategias de marketing y proporcionar información procesable mediante análisis avanzados.”[3] Por su parte, Sánchez Díaz considera que a medida que los sistemas computacionales empleados por la IA “…adquieren mayor entrenamiento a través de modelos de aprendizaje y la utilización de datos, permiten una interacción más cercana a la humana.”[4] Considero que la IA es el sistema computacional mediante el cual se pueden procesar datos ya existentes, lograr su simplificación y posteriormente la posible creación de nueva información.

 

Podría decirse que la IA opera sobre el universo de información generada con anterioridad. Sobre el particular, la propia Sánchez Díaz, hace hincapié en que la información aportada por la IA puede presentar sesgos que deriven en discriminación hacia grupos vulnerables. Ello es así porque los algoritmos de la IA se entrenan con base en información proporcionada por grupos predominantes.[5] Como ya fue señalado, los resultados que arrojan el uso de la IA se crean a partir de datos preexistentes. Por tanto, si la base que alimenta a la IA es inexacta, su resultado será igualmente impreciso.

 

Si bien la IA es la instrumentación de las máquinas con la finalidad de generar conocimiento, de acuerdo con los detalles a los que hice referencia en el anterior párrafo, el usuario de la IA está obligado a verificar el producto de esa herramienta. Es aquí donde la habilidad humana participa dentro del proceso del uso de la IA, pues somos nosotros quienes tenemos que discernir lo que es correcto. De cierta forma, el usuario no puede simplemente hacerle preguntas o consultas a esta herramienta así sin más, sino que lo idóneo sería que verifique tanto las fuentes en las que se fundamenta, así como la congruencia del resultado arrojado por la IA.

 

  1. Su uso en el ámbito jurídico

 

Como abogados, nuestra labor se centra, primordialmente, en dos actividades: leer (mucho) y redactar (lo idóneo es redactar menos de lo que leemos, pero muchas veces no es así, ni hablar).  Aquí es donde entra la inteligencia artificial, pues ésta nos ayuda tanto a procesar vasta información contenida en sentencias, demandas o contratos, por ejemplo, así como para la redacción de argumentos o narración de antecedentes.

 

Para tener la certeza de que la información que nos arroja la IA es precisa, uno no debe simplemente adoptarla así sin más, sino que es nuestra obligación de estudiarla y contrastarla con los hechos del caso en concreto. Esto es, si patrocino un asunto de derecho administrativo relacionado con el desarrollo urbano y ambiental, debo cerciorarme que la IA tiene acceso a la documentación correcta: licencias de uso de suelo, construcción, planes de desarrollo urbano y legislación aplicable. Asimismo, una vez que esta herramienta elabore un argumento tendiente a sostener la legalidad de la licencia de construcción, nosotros estaremos obligados a contrastar que sus premisas sean acordes con la fundamentación que previamente le habremos proporcionado.

 

Evidentemente uno como abogado está capacitado para entender las técnicas de argumentación necesarias para sostener una postura ante los órganos jurisdiccionales correspondientes. Al saber exactamente qué queremos y cómo lo queremos argumentar, nosotros podemos pedirle a la IA que esboce un silogismo conforme a los lineamientos que le planteemos y, una vez hecho ello, tendremos que repasarlo para perfeccionarlo. Como es de verse, el abogado no se limita a solo pedirle a la IA que construya un argumento, sino que nosotros le señalamos con claridad y exactitud como es que queremos que lo desarrolle.

 

La IA no solo nos apoya en la redacción de demandas, promociones o recursos, sino también nos ayuda en el análisis de documentos. Por ejemplo, podremos pedirle que nos elabore un resumen de los argumentos planteados en cada uno de los conceptos de violación planteados en una demanda de amparo. Al igual que en los casos a los que hice referencia anteriormente, nosotros estaremos obligados a estudiar con detenimiento el resumen que se nos proponga y contrastarlo con los conceptos planteados en la demanda.

 

Lo que aquí les he planteado, es algo que yo he realizado como abogado en diversas tareas jurídicas, pero hago énfasis en que sería poco ético de mi parte dar por cierto todo lo contenido en el resultado de la IA. Es mi deber verificar que el resultado que arroje la IA es congruente con la problemática sometida a estudio, y apegada a la legislación aplicable. Mi hermano Héctor Francisco, quien ha desarrollado una herramienta de legaltech/tecnología legal apoyada por IA, sostiene que estas herramientas deben ser vistas como un pasante muy habilidoso —probablemente el mejor de todos—, pero pasante a final de cuentas, por lo que su trabajo debe ser vigilado por un abogado. Uno es el responsable profesional del caso, aunado que nosotros somos quienes contamos con las habilidades necesarias para la prestación de esta clase de servicios.

 

  1. Conclusiones

 

A los abogados no nos debe asustar el uso de herramientas como la IA para el desarrollo de nuestras labores como juristas. Por ejemplo, sería absurdo pensar que hoy en día prescindamos de las computadoras para la realización de nuestro trabajo; eventualmente será igualmente inimaginable ser abogados sin el apoyo de la IA. Creo que debemos acudir a este instrumento siempre que ello se realice con ética y bajo nuestra vigilancia profesional. Celebro que el ministro Guerrero García señale que él sí se apoyará en ese mecanismo, y espero que nos facilite la prestación de los servicios jurídicos en beneficio de la sociedad.

[1] Licenciado en Derecho por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, Campus Guadalajara; Maestro en Derecho por la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México; Doctor en Derecho por el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México.

[2] Acción de Inconstitucionalidad 82/2024 en el que se discutía la constitucionalidad de los artículos 232 y 244 de la Ley de Ganadería para el Estado de Tamaulipas, resuelta en sesión del Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación el 30 de septiembre de 2025.

[3] Véase “Qué es la inteligencia artificial (IA)?” publicado por Amazon Web Services, consultado el 31 de octubre de 2025 en https://aws.amazon.com/es/what-is/artificial-intelligence/

[4] Sánchez Díaz, María Fernanda, “Inteligencia artificial generativa y los retos en la protección de los datos personales”, Estudios en Derecho s la Información, núm. 18, julio-diciembre de 2024, pp. 183-184.

[5] Cfr., Ibid., p. 186.